viernes, 6 de abril de 2012

Perdones sin ser culpables

Esta entrada está dedicada a todos esos perdones que algunas personas alguna vez en la vida hemos tenido que dar sin tener por qué.
A veces nos ocurre que nos encontramos con personas en la vida que no aceptan un error. Ese error entra directamente en confrontación con tu persona o te afecta directamente con lo cual te sientes mal y comienza una situación de enfrentamiento (puede exteriorizarse o no). La forma de ser de esa persona en cuestión (generalmente personalidades de carácter manipulativo), es incapaz de reconocer su error o dar su brazo a torcer, ya que dentro de sí mismo cree de verdad que tiene razón. Es entonces donde a veces por salvaguardar la situación debemos pedir disculpas o perdón sabiendo que la otra persona no lo va a hacer o no va a reconocer su error, aún sabiendo que no se tiene por qué pedir disculpas. 
¿Cuántas veces has pedido perdón sin tener por qué por no perder a alguien? Quizás esté en proporción con la importancia que le des a esa persona o el deber que tengas hacia esa persona. Bien está claro que a veces puede que una persona no sea importante en nuestras vidas o no le debas nada y sin embargo tienes que doblegarte por algún que otro interés. 
A veces ese "perdón, tengo yo la culpa" no tiene sentido, no te lo crees, pero sin embargo te ves obligado a hacerlo porque la otra persona no lo hará y te culpará aún más si no admites tu "culpa". Ese perdón tiene dos aspectos: uno positivo y otro negativo. El negativo; alimenta aún más el ego y la personalidad egoísta y manipulativa de la otra persona que creerá que siempre actúa correctamente y es siempre el otro el que se equivoca. Lo positivo: el que pide perdón sin tener por qué, se enriquecerá como persona, actuará de una forma más inteligente al salvaguardar la situación (es más inteligente hacer como que no ha pasado nada que culpar a otro, es más inteligente y más sano quizá). Además, la persona que "perdona" sin tener por qué no volverá a caer en el mismo error con esa persona "inocente" porque sabrá evitar esa situación en el futuro.
Conclusión: A veces hay que pedir disculpas sin ser el culpable de nada, eso genera frustración pero también produce aprendizaje. 

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