lunes, 31 de octubre de 2011

Esperando a que nos abran las puertas

"Stefan está raro... no sé qué le sucede, pero ya no es el mismo. Hace semanas que no sale, de nada sirve avisarle. Por cierto, esta noche vamos a organizar algo, vendrán amigos, haremos una fiesta, ¿le decimos a Stefan que se anime? - Es igual, nos va a decir que no como siempre, quizás diga que se lo piensa pero terminará por no venir. - Da igual, si me acuerdo le aviso, sino como tampoco va a venir..."

"Stefan no nos ha llamado hoy, hace días que no le vemos, creo que exagera un poco su estado de ánimo, no le sucede nada como para tener esos altibajos, yo no sé pero se está despegando mucho del grupo. - De todos modos, ese chico siempre ha sido un poco rarito, no hay por dónde cogerle, no se sabe bien en qué onda está".

"¿Sabes qué? ¡¡¡Stefan me ha llamado!!! Me ha parecido un poco raro, porque nunca da señales de vida y hace y deshace a su antojo, pero me ha llamado... Dice que le apetece ir a ver no se qué espectáculo, pero la verdad que no me entusiasma mucho la idea, asi que le he dicho que no. Además, nunca sabemos de él y nos llama para que le acompañemos a ver no se qué, qué raro".

"Stefan ha venido a mi cumpleaños, la verdad que no lo esperaba, porque según estaba en las últimas semanas... me ha sorprendido la verdad. - Pero no hace más que hablar de temas raros, temas en los que nadie piensa, con lo joven que es y parece que tuviera 90 años, ya le he dicho que cambie el chip"

"- Stefan tío, tengo un problema, me han puesto los cuernos. Tío, Stefan aconséjame ¿no?, me siento fatal, me muero. Dí algo ¿no?"

"Hoy he quedado con Stefan, tenía que contarle que mi novio y yo lo hemos arreglado, Stefan se ha alegrado también. Este fin de semana quedaré con mi novio para cenar, Stefan me preguntó que qué haríamos, pero claro, es una cena íntima y le dije que no..."

(después de dejar el final escrito varias horas, decido quitarlo y dejarlo abierto)



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